¿Marín, club infeliz siempre será?
Sin duda la de ‘Marín, pueblo infeliz siempre será’ es una
de las frases que más odiamos tener que oír los marinenses.
Sin embargo en muchas ocasiones cuando nos la espetan no nos
queda más remedio que agachar la cabeza y reconocer que es una verdad tan
irrefutable como que el sol sale en Marín por el Monte Pituco cada mañana.
Y lo peor que en la mayoría de las ocasiones no es más que
culpa de nuestra desidia y de nuevo vicio de agachar la cabeza, esconderla bajo
el sobaco y no hacer nada por evitarlo. Esperar sentados, y si es en los Jardines
mejor, a que venga otro y resuelva nuestros problemas. Ah!. Y si es uno de
fuera mejor, tendrá más nuestra comprensión, nuestro apoyo y hasta acabaremos consintiéndole
lo que a nuestro paisano no le pasamos.
Por desgracia el Marín Club de Fútbol como algo genuinamente
marinense no es ajeno a este vicio de dejarnos ir hasta que nos damos de palmos
de narices con la desgracia y ya no tiene solución.
Como decía aquel ¡A mí que me empuje! Que si me empujan aun
voy. Porque eso de arrimar el hombro y empujar por decisión propia ya lo harán
otros.
Viene esto a colación de la situación que está sufriendo el
Marín Club de Fútbol en los últimos meses en la que un presidente como José
Luis Blanco, que ni es de Marín, ni nunca fue socios del Marín Club de Fútbol,
acabó llegando de rebote a la presidencia del club y acabó convirtiendo convirtiéndolo
en su cortijo particular para regocijo y diversión de su descendencia. ¿ Se lo
dejará en herencia?.
Lo cierto es que la inmensa mayoría de los socios que tuvo
en Marín Club de Fútbol en la última temporada están muy enfadados con José
Luis Blanco por su empecinamiento en no explicar luz y taquígrafos las cuentas
del club de las últimas dos temporadas.
En las que faltado dinero de la caja de club ( según él ),
en la que el club ha pasado y ha sido condenado en los jugados, en la que el
primer equipo ha descendido de división y en la que se ha visto como números jugadores
del pueblo tras muchos años en la base del club para llegar a primer equipo han
sido descartados a su puesto; y para guinda ha colocado a su hijo de entrenador
de una forma muy poco ética.
Los socios, eso cien o ciento cincuenta fieles que llevan
muchos años sin faltar un solo domingo a San Pedro e incluso acompañando al
equipo en sus desplazamientos han dicho basta, y como no están dispuestos a
poner ni un solo ‘duro’ en manos de este señor que los ‘pierde’ a manos
abiertas, se han negado a retirar sus carnés. Con mucho dolor de corazón. Y
preguntándose qué se puede hacer para sacarse del medio a este individuo que
pierde el dinero, regala carnés, echa a los socios y coloca a su hijo de jefe
supremo del tinglado deportivo.
Algún despistado, de esos que retira cada año el carné sólo
ayudar y no va al campo confiesa haber pagado el recibo por inercia hasta el
punto de no haberse percatado de la rebaja impuesta por el presidente pero que
no está de acuerdo también lo dice.
¿Qué hacer para salir de esta situación?.
Pues, está claro que si José Luis Blanco sigue en su enrocamiento
de no convocar a los socios a una Asamblea General para pedirle la aprobación a
su gestión y su confianza para seguir al frente del club.
Tendremos que convocarnos entre nosotros. Juntarnos y
estudiar la forma y los pasos a seguir para sacarnos de encima a semejante
lacra.
Pero quien le pone el cascabel al gato. Quien da el primer
paso y ‘empuja’ a los demás. Aquí ya caemos en muestro gran defecto en esa
comodidad ancestral del ‘faino ti, que eu xa voy detrás’ ( si é que vou ). En
ese agachar la cabeza cuando alguien de fuera viene y nos dice que ‘Marín,
pueblo infeliz siempre será. Maldita la lombriz. Maldita la enfermedad’.