Aprendamos de nuestro pasado
Está
claro que los pueblos que ni conocen ni respetan su historia están condenados a
repetirla.
Y
que con los clubes de fútbol acaba pasando lo mismo.
En el Marín C. F., por desgracia, sus dirigentes acaban por ignorar los errores del pasado
para volver a cometerlos con las mismas desastrosas consecuencias.
No
hace falta remontarse mucho atrás en la historia del club para reconocer una
época exactamente igual, calcada a la que el Marín C. F. ha llegado a su punto
de inflexión o no retorno el pasado domingo con su descenso a la Primera
División Autonómica.
De las puertas de la gloria a las del
infierno
El
Marín C. F. estaba en el año 1999 en Primera División Autonómica y Sebastián
Núñez Ferrer se hizo cargo de la presidencia para en sólo una temporada lograr
devolver al club a la Preferente Autonómica.
Ya
en la nueva división éste reforzó su directa con un `hombre fuerte’ que debería
darle al club un refuerzo social que había ido perdiendo con el tiempo. Se
trataba de Magín Yáñez González.
Se
trataba de poner las bases económicas y deportivas para llevar al equipo a
Tercera División.
Pero
pronto el nuevo directivo tomó más fuerza dentro de la junta directiva y en un
‘golpe de estado’ acabó haciéndose con el poder absoluto en el club porque
estaba convencido que bajo su batuta se conseguiría él tantos años soñado
ascenso a la Tercera División.
Pero
Magín Yáñez cayó en el error de creerse ‘dueño y señor’ del club, deshacerse de
las personas que podrían aconsejarle bien, en la filosofía y forma de ser del
club, y tomó una forma de actuar presidencialista donde se imponía el ‘ordeno y
mando’ y los que aguantaron a su lado acabaron convirtiéndose en auténticos
‘obreros’ más que directivos.
Él
lo dirigía todo, lo deportivo, lo social y lo económico, y nadie más sabía nada
de lo que se cocía o dejaba de cocer dentro del club y de sus arcas.
El
resultado no fue otro que pasar de las puertas de la Tercera División, habiendo
jugado una fase de ascenso, a un nuevo descenso a Primera Autonómica.
Y lo
que fue peor, poco a poco la imagen social del presidente se fue deteriorando,
los socios marchándose y el club casi queda convertido en un solar.
Hasta
el punto de que cuando el ourensano decidió salir corriendo el caos en las
cuentas era total y el club estaba tan desprestigiado que nadie quería hacerse
cago de él.
Hasta
el punto que por primera vez en muchos años no hubo nadie que se quisiera hacer
cargo como presidente del club y después de varias asambleas hubiese que echar
mano de una Junta Gestora para evitar la desaparición.
La historia se repite
Tras
un año de transición de la mano de la Junta Gestora, Juan Martínez presentó su
candidatura a la presidencia del club con el primer equipo en la Primera
División Autonómica y en una temporada el club volvió a recobrar su puesto en
la División Preferente Autonómica, la que por historia y poder económico le
pertenece.
Pero
ya en la nueva división tuvo que reforzar su Junta Directiva para ayudar a
recuperarse de aquel deterioro social al que lo había abocado el ourensano
Magín Yáñez.
El
hombre elegido en esta ocasión fue el también ourensano José Luis Blanco,
actual presidente.
Con
él en la junta el club hizo un intento fallido de dar el salto a la Tercera
División, una categoría en la que el club militó hasta en nueve ocasiones en la
primera mitad de su ya dilatada historia, pero que hace muchos años que está
lejos del alcance deportivo, social y económico del club.
Tras
el fallido intento de ascenso a Tercera División, tal y como ocurrió en la
anterior vez referida, justo diez años atrás, el nuevo hombre fuerte de la
junta directiva José Luis Blanco se hacía cargo de la presidencia del club.
El
ourensano José Luis Blanco, como le ocurriera antes a su paisano Magín Yáñez,
estaba seguro que con sus conocimientos y su poder social, será capaz de cubrirse
de gloria llevando, a medio plazo, al Marín C. F. a la ansiada Tercera
División.
Pero
Blanco volvió a cometer uno por uno los errores de su paisano Magín.
Tomó
una actitud presidencialista y quiso que el club se manejase bajo su criterio
‘ordeno y mando’ despreciando los buenos consejos, convirtiendo a sus
colaboradores en meros ‘obreros’, controlando y manejando todos los aspectos
del club, deportivo, económico y social.
El
resultado no podía ser otro que el que se está dando, el primer equipo ha
vuelto a caer en el pozo de la Primera División Autonómica, del que
habitualmente, salvo en aquella ocasión de la mano de Núñez Ferrer, le cuesta
más de un lustro salir.
Y
no sólo el importante paso atrás en lo deportivo es la consecuencia de su
mandato sino que el caos económico vuelve a ser total. De hecho aún están sin
aprobase las cuentas de la temporada 2011-2012 porque faltó una importante
cantidad de dinero que está sin aclarar, el club embargado por deudas a
jugadores y aún denunciado en el juzgado por la misma causa.
Y
lo que es peor el socio ha comenzando a desentenderse del club, el número de
socios baja alarmantemente al igual que la asistencia de espectadores a los
partidos, tanto en San Pedro como fuera de él, donde la afición franjiazul era
en muchas ocasiones superior a la local. Y también está el ver como
instituciones, empresas y colaboradores también le dan la espalda al club.
No más deterioro
Magín
Yáñez, en su caso, no quiso darse cuenta de lo erróneo de su camino y se empeñó
en continuarlo llevando la agonía hasta el final de su mandato presidencial,
dejando al club como un auténtico solar, con las cuentas sin clarificar, casi
sin socios, sin colaboradores, sin apoyo social, llevándolo al borde de la desaparición.
Al
Marín C. F. lo salvó, quizás, que el país vivía una época bastante suave
económicamente hablando, y hubo unos valientes que no dejaron que el club se
muriera y aguantaron el chaparrón.
Pero
¿y ahora?, con la crisis económica que está atravesando toda la sociedad
española. ¿Habrá algún valiente que sea capaz de ‘agarrar el toro por los
cuernos’? y hacerse cargo de este Marín C. F. si la situación social sigue
deteriorándose, el déficit sigue creciendo y las cuentas siguen sin aclararse.
El
deterioro no debe seguir cavando la fosa fúnebre del Marín C. F. ni un día más
y cada uno tendrá que tomar las decisiones oportunas para que esto no ocurra.
Sería
bueno para el futuro del club que todo se arreglase gracias al buen criterio de
todos y a la demostración de amor a un escudo y a unos colores. Se clarificase
la situación real en la que se encuentra el club, sin necesidad de batallas
internas que lo único que harían sería deteriorar todavía más la imagen del club
y hacer más difícil su recuperación.